VIAJE A GRANADA V – Palacio y Patio de los Leones

         Quizás sea el Patio de los Leones el lugar mas conocido de la Alhambra. Su nombre procede de  los doce leones surtidores de la fuente que ocupa su patio, leones sobre los que descansa la gran taza de forma dodecagonal y que la rodean. Esta fuente, de mármol blanco y que la rodean. Esta fuente, de mármol blanco, es una de las más importantes muestras de la cultura musulmana.  En el borde de la taza se encuentra esculpido un poema de Ibn Zamrak*

           Se cree o se cuenta que esta fuente pertenecía al palacio que poseía  un judío llamado Ibn Nagrela en algún lugar de la Alcazaba.

           Mandado construir por Mohamed V,  en el año 1.337, su planta es rectangular, y está rodeado por una galería a modo de claustro cristiano, quizás influido por la amistad que se profesaban Mohamed y Pedro I el Cruel  (de esto hay muchas controversias; para unos era cruel y para otros justiciero) por aquel entonces monarca cristiano; lejos del estilo del típico patio musulmán  andaluz, sostenido por 124  columnas de mármol blanco de Macael (Almería) y fino fuste, los cuales presentan en su parte superior multitud de anillos, y sostienen capiteles cúbicos y grandes ábacos, decorados con inscripciones; y 11 estilos de arcos.

           De sus cuatro laterales sobresalen cuatro salas, llamadas sala de los Mocárabes, sala de los Reyes, sala de las dos Hermanas y la sala de los Abencerrajes, los estudiosos creen que las dos primeras salas servían para celebrar fiestas diurnas por el verano y las dos segundas serían en invierno; pero con un cambio la sala de las Dos Hermanas serían fiestas diurnas y, la de Abencerrajes fiestas nocturnas.

          La fuente es un símbolo judío que representa a los doce toros que sostenían la fuente que Salomón construyó en su palacio. También los leones pueden representar a las doce tribus de Israel  sosteniendo el mar de Judea.

*Poema de Ibn Zamrak

«Bendito sea Aquél que otorgó al imán Mohamed
las bellas ideas para engalanar sus mansiones.
Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas
que Dios ha hecho incomparables en su hermosura,
y una escultura de perlas de transparente claridad,
cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?
Plata fundida corre entre las perlas,
a las que semeja belleza alba y pura.
En apariencia, agua y mármol parecen confundirse,
sin que sepamos cuál de ambos se desliza.
¿No ves cómo el agua se derrama en la taza,
pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde por miedo a un delator.
¿No es, en realidad, cual blanca nube
que vierte en los leones sus acequias
y parece la mano del califa, que, de mañana,
prodiga a los leones de la guerra sus favores?
Quien contempla los leones en actitud amenazante,
(sabe que) sólo el respeto (al Emir) contiene su enojo.
¡Oh descendiente de los Ánsares, y no por línea indirecta,
herencia de nobleza, que a los fatuos desestima:
Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume
renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos!»

Leyenda del Patio de los Leones

          Cuenta la leyenda que hubo una vez, hace ya bastantes años, una princesa árabe llamada Zaira. Era bella, inteligente y sensible; pero su padre, el rey, era todo lo contrario: frío, cruel, malvado, tacaño. La princesa, junto a su padre, viajó a Al-Andalus, y se alojó en la Alhambra de Granada. La princesa estaba tan encantada con pisar Granada, que todo le parecía un sueño. En cambio,a su padre se le revolvía el estómago con cada paso. Al rey, solo con pisar Granada, le entraban nauseas; mientras que a la princesa cada paso que daba le parecía un sueño.

          Zaira se sentía más granadina que africana, ya que su país le parecía un infierno. El rey prohibía a Zaira salir a la calle y relacionarse con la gente. Sólo tenía la compañía de un talisman que le colgaba del cuello. Solía pasar la mayor parte del tiempo en un patio muy iluminado. Un día se vió sorprendida por muchacho que saltó la valla, y que le dijo que la había visto desde afuera y que la quería mucho. Ella le instó a que se fuera, porque si se enteraba su padre, no dudaría en cortarle la cabeza, él o uno de sus 11 hombres de confianza. Entonces se fué el muchacho, llamado Arturo, con la promesa de volver.

          El día en el que volvió Arturo, el rey lo vió y lo encerró en las mazmorras. Poco después la princesa, abatida, porque su amado podía morir, encontró en una habitación, el diario de su padre. Pensó que no debía leerlo, pero algo en su interior la impulsó a abrirlo. Lo hizo y en una de las páginas, escrita cuando ella tenía tan solo un año de edad, leyó lo siguiente: «Ya he matado al rey y a la reina. De la princesa Zaira me he apiadado. Gracias a mis 11 hombres, he conseguido ocupar el trono. Ahora creerá que yo soy su padre. Espero que la princesa no se entere nunca del maleficio de su talismán.»

          Zaira, confusa, llamó al rey y a sus 11 hombres y los reunió en el patio donde ella solía estar. Llorando, le preguntó al rey si aquello era verdad. El rey, convencido de que con sus 11 hombres al lado, Zaira no podía ni tan siquiera tocarlo, le dijo que era verdad. En ese mismo instante, Zaira recordó que su madre, le había echado un maleficio a su talismán: el día que Zaira supiera la verdad, al rey y a sus 11 hombres, les pasaría algo terrible. En ese momento el amuleto se activó. Zaira, sentía la rabia de un león, y eso dió lugar a que el talismán convirtiera al rey y a sus 11 hombres, en leones de piedra.

          Desde entonces, a ese patio se le llama el «Patio de los Leones» y su fuente tiene 12 leones alrededor que son el rey, y sus 11 hombres, que al ser convertidos en leones de piedra llevan ahí desde entonces. Como no podía ser de otro modo, Zaira rescató a Arturo y vivieron felices para siempre.

Por hoy nada más espero os guste las leyendas. Saludos

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